Semana 5: Salmo 19:1 y Daniel 3:57-82

Versículo para memorizar: “El cielo proclama la gloria de Dios”

Lea este pasaje y reflexione con estas preguntas

Salmo 19:1

El cielo proclama la gloria de Dios
y el firmamento anuncia la obra de sus manos;

Daniel 3:51, 57-82

Entonces los tres, a una sola voz, se pusieron a celebrar, a glorificar y a bendecir a Dios dentro del horno, diciendo:

Todas las obras del Señor, bendigan al Señor,
¡alábenlo y glorifíquenlo eternamente!

Ángeles del Señor, bendigan al Señor,
¡alábenlo y glorifíquenlo eternamente!

Cielos, bendigan al Señor,
¡alábenlo y glorifíquenlo eternamente!

Todas las aguas que están sobre los cielos, bendigan al Señor,
¡alábenlo y glorifíquenlo eternamente!

Todos los ejércitos celestiales, bendigan al Señor,
¡alábenlo y glorifíquenlo eternamente!

Sol y luna, bendigan al Señor,
¡alábenlo y glorifíquenlo eternamente!

Astros del cielo, bendigan al Señor,
¡alábenlo y glorifíquenlo eternamente!

Lluvias y rocíos, bendigan al Señor,
¡alábenlo y glorifíquenlo eternamente!

Todos los vientos, bendigan al Señor
¡alábenlo y glorifíquenlo eternamente!

Fuego y calor, bendigan al Señor,
¡alábenlo y glorifíquenlo eternamente!

Frío y heladas, bendigan al Señor,
¡alábenlo y glorifíquenlo eternamente!

Rocíos y escarchas, bendigan al Señor
¡alábenlo y glorifíquenlo eternamente!

Hielos y fríos, bendigan al Señor,
¡alábenlo y glorifíquenlo eternamente!

Heladas y nieves, bendigan al Señor,
¡alábenlo y glorifíquenlo eternamente!

Noches y días, bendigan al Señor,
¡alábenlo y glorifíquenlo eternamente!

Luz y tinieblas, bendigan al Señor,
¡alábenlo y glorifíquenlo eternamente!

Rayos y nubes, bendigan al Señor,
¡alábenlo y glorifíquenlo eternamente!

Que la tierra bendiga al Señor,
que lo alabe y glorifique eternamente.

Montañas y colinas, bendigan al Señor,
¡alábenlo y glorifíquenlo eternamente!

Todo lo que brota sobre la tierra, bendiga al Señor,
¡alábenlo y glorifíquenlo eternamente!

Manantiales, bendigan al Señor,
¡alábenlo y glorifíquenlo eternamente!

Mares y ríos, bendigan al Señor,
¡alábenlo y glorifíquenlo eternamente!

Cetáceos y todo lo que se mueve en las aguas, bendigan al Señor,
¡alábenlo y glorifíquenlo eternamente!

Todas las aves del cielo, bendigan al Señor,
¡alábenlo y glorifíquenlo eternamente!

Todas las fieras y animales, bendigan al Señor,
¡alábenlo y glorifíquenlo eternamente!

Todos los hombres, bendigan al Señor,
¡alábenlo y glorifíquenlo eternamente! (El Libro del Pueblo de Dios)

Preguntas para reflexionar:

1.) Comenzamos con el primer versículo del Salmo 19 porque es una introducción perfecta a la oración (arriba) que Azarías ora después de que él y dos compañeros sobrevivan al Horno Ardiente en el Libro del profeta Daniel. P: ¿Conoces esta historia? El Libro de Daniel tiene muchas historias famosas, incluyendo la de Daniel en la guarida de los leones y los Tres jóvenes en el horno ardiente.

2.) Seiscientos años antes del nacimiento de Jesús, el rey Nabucodonosor de Babilonia conquistó Jerusalén y el Reino de Judá. El rey Sedequías y sus nobles fueron llevados cautivos a Babilonia, incluyendo tres jóvenes judíos: Azarías, Misael y Ananías, quienes más tarde se negaron a adorar una estatua de oro que Nabucodonosor había levantado. Como castigo, fueron atados y arrojados a un horno de fuego. Una vez dentro, fueron vistos “caminando en las llamas, cantando a Dios y bendiciendo al Señor” con una cuarta persona, ¡un ángel! Azarías oró en voz alta la oración que acabas de leer. Azarías no está sólo dando gracias a Dios por enviar al ángel rescatador. Él está emitiendo una invitación a los demás para alabar a Dios junto con él. P: ¿A quién o a qué está invitando? R: Todas las “obras del Señor”: ángeles, cielos, aguas, sol, luna, estrellas, nieve, montañas, pájaros… una letanía interminable. En otras palabras, quiere que toda la creación alabe a Dios.

3.) P: ¿Y si no tuviéramos animales salvajes y domesticados, sin rocío, sin ríos y mares, sin colinas y manantiales? P: ¿Por qué parte del mundo de Dios te gustaría alabarlo hoy?

4.) Hay un tipo de criatura en esta oración muy antigua por la que no alabamos a Dios porque no existen. P: ¿Puedes encontrarlo? R: Los monstruos marinos. (Nota al pie de página: Tal vez el escritor antiguo se refería a las ballenas).

5.) P: ¿Cuál es el versículo a memorizar para esta semana? R: Salmo 19:2: “El cielo proclama la gloria de Dios”.


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